martes, 6 de marzo de 2012

La espia que me achuchó


Si pensábamos que lo habíamos visto todo sobre el caso Nóos y la imputación a Urdangarín, no podíamos estar más equivocados. La semana ha comenzado fuerte en cuanto al yerno del Rey se refiere. Primero, porque el juez Castro ha rechazado imputar a su mujer, la Infanta Cristina, y ha desestimado un careo con su ex socio, Diego Torres; segundo, porque Interviu ha destapado la relación de amistad de Iñaki Urdangarín con una joven rusa implicada en una posible trama de espionaje.

La revista cuenta en su último número cómo el CNI investigó y vigiló durante bastante tiempo a una muchacha que se había acercado a Urdangarín y que despertó la sospecha sobre la posibilidad de que podría tratarse de una espía de la antigua KGB.
Al parecer, la seguridad de la Casa Real se extrañó de que una chica de 1,90 de estatura, joven, morena, caucásica, guapa, pudiente, con un español cultivado y con las medidas perfectas para trabajar como modelo (así era descrita) mantuviera un trato frecuente con el marido de la Infanta Cristina. Las alertas se dispararon al no conocerse el origen de esta extraña amistad.

No obstante, según cuenta Interviu, las investigaciones terminaron por desmentir que fuera realmente una espía, confirmando de esta manera que se trataba de una amiga de verdad, aunque la relación entre ambos se perdió meses después de que los duques de Palma abandonaran España y se instalaran en Washington.

La psicosis tiene, no obstante, una razón de peso: los rusos ya lo habían hecho antes, y es que, hace cuatro años,  una agente de este país fue descubierta tras intentar arrimarse a otro miembro de la Casa Real, aunque no se sabe quién, en plena ofensiva de Lukoil para tomar el control de Repsol. En 2008 acertaron; esta vez no, aunque queda la incógnita de saber qué pasó realmente entre Urdangarín y la joven rusa.



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