Tres años después la Gran Guerra se encontraba en un punto crucial y el ejército del Reino de Italia combatía en el bando aliado. Por aquel entonces, Benito Mussolini se había convertido en un destacado periodista que ejercía un importante liderazgo de opinión hacia sus lectores y a quién se decidió financiar con una suculenta aportación semanal con la intención de que, desde sus columnas y artículos en la publicación, se animase a los ciudadanos italianos a continuar dando el respaldo a la guerra.
Múltiples grupos antibeligerantes habían surgido para oponerse a la cruenta contienda, y a través de multitudinarias manifestaciones callejeras se unían cada vez más personas a las causas pacifistas, por lo que los gobiernos interesados en continuar con la guerra pretendían convencerlos a través de artículos de opinión escritos por el cada vez más famoso Mussolini.
Para ello recibió a lo largo de un año una financiación de 100 Libras esterlinas a la semana que, si tenemos en cuenta de que ha pasado casi un siglo desde entonces, a día de hoy rondarían los 6.000 euros semanales.
Con dicha suma se pretendía que el carismático Benito Mussolini lanzase consignas al pueblo italiano a través de su popular periódico y les hiciera ver la conveniencia de seguir participando en una guerra que cada vez estaba más cerca de llegar a su fin con el triunfo de los aliados, por ello necesitaban el apoyo de los ciudadanos para que éstos diesen aliento y moral a los soldados que representaban a su país y convencer a los manifestantes para que se quedasen en sus casas y no tomaran las calles como acto de protesta.
‘Il Popolo d’Italia’ el periódico creado por Benito Mussolini en 1914 |
Pero si en toda esta historia sobre la financiación recibida por Mussolini hay un nombre a destacar, éste es el de Sir Samuel Hoare, famoso político conservador y destacado miembro de la inteligencia británica que, durante las siguientes dos décadas, ocupó importantes cargos dentro de los diferentes gobiernos del Reino Unido, entre los que se encontraba el de Embajador en España en 1940 y con el encargo explicito, por parte de Winston Churchill, de convencer al por entonces Jefe de Estado español (Francisco Franco) de mantenerse al margen de la Segunda Guerra Mundial.
Fuentes de consulta: Yahoo
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