Desde que tomó posesión como presidente de los Estados Unidos en 1953, Dwight D. Eisenhower tenía claro que, para salvaguardar la paz en todo el continente americano, su país debía tutelar y vigilar a aquellas naciones que no siguiesen un modelo de gobierno afín a los ideales norteamericanos.
Pero la Revolución Cubana de 1959 desbarató los planes de Eisenhower, por lo que en marzo del siguiente año mandó crear una operación secreta con varios miembros de la CIA y agentes externos, cuya misión sería intentar desestabilizar aquellos gobiernos poco o nada afines a los intereses estadounidenses. El primer objetivo: derrocar y acabar con el régimen comunista liderado por Fidel Castro en Cuba.
Bautizó al grupo como 'Operación 40' y puso al frente a su hombre de confianza, el entonces vicepresidente Richard M. Nixon. El operativo lo componían el mismo número de hombres que llevaba el nombre, aunque en el año 1961 eran 86 los efectivos con los que contaban.
Para financiar dicho proyecto, se decidió echar mano de las generosas donaciones que realizaron algunos empresarios, entre ellos, el petrolero texano y que años después llegaría a ser presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush.
Se hundieron un par de barcos cargados con munición y armas enviados desde la Unión Soviética para el régimen castrista, pero se estaban preparando para un golpe mayor: invadir la isla.
Fidel Castro en la invasión de Bahía Cochinos en 1961 |
El grupo de anticastristas que debían llevar a cabo la contra-revolución no pudieron cumplir con su objetivo y tras cuatro días la operación se dio por zanjada.
Pero alrededor de la "Operación 40" se crearon una serie de planes satélites para llevar a cabo otras tantas acciones que garantizasen el control de los Estados Unidos en toda la zona de América Central y el Caribe.
Se puso en marcha un nuevo objetivo bajo el nombre de 'Operación Mangosta': acabar con Fidel Castro y su régimen comunista. La prioridad era absoluta y contaba con una importante financiación extraída directamente del presupuesto del Departamento de Defensa, la CIA, el Departamento de Estado, el Departamento de Tesoro y la Agencia de Información de los Estados Unidos.
El presidente Kennedy aprobó personalmente la operación el 30 de noviembre de 1962, con la creencia de que este plan debería servir para devolver la estabilidad política a toda la zona de América Latina. Al frente de la Operación Mangosta estaría Allen Dulles, el recién jubilado director de la CIA tras ocho años de exitosa carrera profesional y Edward Lansdale, un militar de gran prestigio.
Algunos miembros de la Operación 40 |
Se pretendía tirotear a inocentes, colocar bombas en lugares públicos, abatir aviones comerciales y crear una ola de violencia terrorista en enclaves como Miami o Washington. A pesar de que estaba aprobado por el Jefe del Estado Mayor norteamericano, el presidente Kennedy mandó cancelar dicha operación y todas aquellas que fuesen similares, que llevaban nombres como Operación Bingo y Operación Dirty Trick.
Nuevamente, la Operación Mangosta fue un fracaso y a pesar de que habían creado una importante crisis en Cuba, no pudieron acabar con el régimen castrista.
En 1967, Félix Rodríguez, un anticastrista que había participado en la invasión de Bahía Cochinos se vio involucrado directamente en la captura y asesinato, por parte del miembro de la Operación 40 "el Indio Sánchez Morales", del líder revolucionario Ernesto Che Guevara.
Cuando Richard M. Nixon tomo posesión como presidente de los Estados Unidos, quiso reestructurar el antiguo equipo de "Operación 40", convirtiéndolo en el "Comité 40" y poniendo al frente a su hombre de confianza y mano derecha: Henry Kissinger.
El Comité 40 creó la "Operación Cóndor", un plan para derrocar aquellos gobiernos "non gratos" de América Latina. Todos los datos apuntan a que también estuvieron directamente involucrados en el golpe de estado que se produjo en Chile el 11 de septiembre de 1973 y que fue comandado por el General Augusto Pinochet.
La muerte ese mismo día de Salvador Allende, presidente elegido democráticamente, creó todo tipo de especulaciones a su alrededor, siendo el convencimiento popular de que se trató de un impune asesinato, aunque la versión oficial mantenía que se trató de un suicidio.
Tras casi cuatro décadas desde lo sucedido, en mayo de 2011 se ordeno exhumar los restos mortales de Allende, con el propósito de averiguar la manera y circunstancias que rodearon la muerte del presidente chileno. El resultado de esta investigación y la autopsia determinó que Salvador Allende se había suicidado como consecuencia de un disparo realizado bajo el mentón.
En 1976 sería Argentina el país que vería su régimen político cambiar por designio norteamericano. A lo largo de los años se ha ido conociendo muchos datos sobre estas operaciones clandestinas, pero aún quedan por desclasificar centenares de ellos.
Fuente: Yahoo
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