miércoles, 27 de junio de 2012

La suerte del Decadence


La consigna del Gobierno es evitar a toda costa una nueva escalada de tensión con Gibraltar. Incluso si ello supone claudicar ante la colonia británica y aceptar, de facto, la soberanía del Peñón sobre sus pretendidas aguas territoriales, que España siempre se ha negado a reconocer. De ahí la rabia y la frustración de los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) que el pasado día 2 de junio recibieron la orden de dejar huir a unos narcotraficantes gibraltareños cuando ya habían interceptado su embarcación -que navegaba por las aguas en disputa con un cargamento de droga proveniente de Marruecos- y se disponían al abordaje.

"¡Cállense y aborten el operativo!", fue la abrupta respuesta del Centro de Operaciones del SVA a las airadas protestas de la unidad de élite con base en Algeciras que estaba a punto de asaltar la embarcación de los narcos. La indignación de los agentes estaba más que justificada: habían recibido el soplo de que un velero de bandera gibraltareña transportaba un alijo de hachís y llevaban más de seis horas al acecho para capturar a su tripulación. ¿Por qué dejar escapar al objetivo cuando ya lo tenían a tiro?

“La indignación y el cabreo de los agentes fueron monumentales”, aseguran fuentes cercanas al Ministerio del Interior consultadas por El Confidencial. El SVA depende orgánicamente de la Agencia Tributaria del Ministerio de Hacienda, pero sus hombres, que portan armas de fuego, suelen actuar en colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado. “El conflicto está muy caliente y puede estallar en cualquier momento”, añaden las citadas fuentes, “y las órdenes del Gobierno son ni provocar ni caer en provocaciones. Pero nunca, hasta ahora, se había actuado así en aguas españolas”.

La tensión entre el Centro de Operaciones del SVA y los agentes de Algeciras se desató cuando éstos, tras interceptar el velero de los narcos, pidieron luz verde a Madrid para el abordaje de la embarcación. Esta es la reconstrucción del diálogo facilitada por las fuentes de Interior consultadas:
- ¿En qué posición se encuentra la presa?
- A tres millas de Gibraltar
- ¡Joder,está en el límite! Eso son aguas gibraltareñas
- Negativo, son aguas españolas
- Ya entiende a qué me refiero. Limítese a tomar la matrícula y el nombre de la presa

Las autoridades gibraltareñas, con la aquiescencia de Londres, reclaman las aguas que se extienden hasta tres millas del Peñón. De hecho, el Reino Unido se refiere a ellas como British Gibraltar territorial waters, aunque España sigue sin reconocerlas, al menos oficialmente. Madrid argumenta que el Tratado de Utrecht (1713) sólo reconoce como aguas propias de la colonia las interiores del puerto.

El enfrentamiento verbal fue subiendo de tono, según las fuentes consultadas. Hasta que el Centro de Operaciones lo zanjó de raíz: “¡Cállense y aborten el operativo!”. Los cinco agentes del SVA, finalmente, cumplieron la orden y regresaron a Algeciras a bordo de su patrullera, mientras el helicóptero que les daba cobertura aérea hacía lo propio. El Decadence -así se llamaba el velero de los narcos-, libre ya del acoso de sus perseguidores, siguió navegando hasta refugiarse en el Peñón.



Fuente: El confidencial


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